lunes, 26 de marzo de 2018

¡Qué vuelva el rock and roll!


¡Hace falta el rock y el metal!

Hace cuatro años no escribía nada por estos lados, y eso pues que durante buena parte de mi vida me he dedicado precisamente a escribir. Ahora me enfrento a este lienzo en blanco que es la nueva entrada de un blog para abordar esos temas que me apasionan (rock y más rock), me inquietan y hasta me enojan.

 

En el momento que comencé este blog, mi intención estaba más enfocada a hablar de la música que me gusta, el rock, en especial el metal, desde un punto de vista más emotivo que académico. Sin embargo, le di cabida a momentos de mi vida que me marcaron: una operación de rodilla, situaciones personales y asuntos de comienzos de año que siempre me han puesto bastante ansioso.Y como de política, deporte, economía y salud es muy poco lo que sé y muy poco lo que opino (porque la ignorancia al respecto me domina), ¡pues volvamos al estruendo de guitarras, bajo, batería y voces que tanto me gustan!


Flow importado, ritmo cagado

El canal local Telemedellín comenzó en marzo de este año la presentación de una serie en la que hablan de los inicios del reguetón en Medellín y cómo se fue convirtiendo en patrimonio musical de la ciudad. Esto me hizo reflexionar acerca del fenómeno que llegamos a tener a mediados de la década de los años 80 en nuestra ciudad con el interés que suscitó el rock,en especial el
metal extremo y el punk, en agrupaciones, colegios, barrios, medios de comunicación y programas de radio de esa época. Recuerdo que muchos inflábamos pecho cuando se referían a Medellín como "la capital del rock en Colombia", hecho que ahora nos produce risa y pesar al mismo tiempo porque el reguetón se enquistó en nuestras montañas desde hace casi 20 años.

Quiero dejar en claro que no tengo nada que reprocharle al programa de televisión de este canal local, pero no puedo dejar de expresar mi tristeza al ver que el rock, ese fenómeno musical con el que muchos crecimos y escapamos -de alguna manera- de esa asonada de vallenatos, salsa romántica, música romántica, canción social y tonadas tropicales que poco o nada nos representaban, vuelve a ser una especie de manifestación artística casi que anecdótica, propia de una minoría de relegados a pequeños y escasos bares que tercamente siguen, pese a la subienda de discotecas y guateques reguetoneros que se tomaron a Medellín y su Área Metropolitana.

Pasamos, los rockeros, de ocupar un lugar medianamente visible en revistas, programas de radio, segmentos de televisión local y regional, a ser un nicho pràcticamente similar a una secta oculta con reducidas posibilidades de trascender... ¿Por qué? Creo que esta no las ganaron los reguetoneros que supieron organizarse y llegar a su público con una música mucho más accesible y permeable al gusto de djs, adolescentes y público seducido por esa continuación de músicas bailables a las que, por naturaleza, ha sido fiel el colombiano promedio.


No me malinterpreten: cuando digo que el reguetón es música más accesible no estoy inventando nada, basta con analizar un poco su estructura musical (armonía, melodía y ritmo) para notar que es de una simpleza tal que es fácilmente asumida por personas de casi todas las edades. Recuerden amigos que el rock en nuestro entorno siempre ha sido un asunto de marginados, en especial el metal y sus derivados. Somos los que no "encajamos", los poco populares y que mostramos interés en sonidos complejos, disonantes, extremos y con estructuras que no son asimilables con facilidad. De algún modo eso volvería a ponerse en contra -en términos de popularidad y visibilidad mediática- ante el embate de una música que fue el pretexto ideal para llevar los ritmos bailables a otro nivel del cual chuparon teta los raperos, que vieron la oportunidad de hacerse más visibles y ganar más dinero del que les entraba por ser los mimados de administraciones municipales que cedieron a sus lamentos barriales (basta con recordar la figuración que tuvieron en la administración del alcalde Aníbal Gaviria en cuanto evento de ciudad había... Se lo dejo de tarea).



 Cuestiòn de agremiación

No quiero ahondar en el tema del festival Altavoz que pareciera ser el último bastión de la vitrina del rock y el metal paisa. De eso no se trata este artículo. Quiero más invitar a una reflexión en la que lleguemos a consensos de por qué el rock y el metal volvieron a un estado marginal, al que muy poco le copian los jóvenes; que se volvió invisible para los medios locales y regionales, y en el que la "escena" se debilitó en términos de agremiación, solidaridad, propuestas, calidad y visión de negocio (salvo contadísimas excepciones). Esto último sí lo entendieron y aplicaron los reguetoneros. ¡Triste, pero cierto!


Sea este un humilde llamado a que el rock vuelva a tronar en forma de punk, metal, hard rock, rock and roll, blues y cuanta manifestación haya pese a que ya no haya emisoras de este género. Hay un compromiso gigantesco con las redes sociales, la autogestión y la siempre necesaria agremiación para seguir dejando un precedente que alguna vez dejamos como "la capital del rock en Colombia".

*Flow Importado, Ritmo Pegado es el programa de Telemedellín del cual hice el simil.


Metal Medallo, un gran esfuerzo de empoderamiento y fortalecimiento de la escena metalera de nuestra ciudad que ya quedó en el olvido.


4 comentarios:

  1. A lo anterior hay que sumarle lo fácil y barato que resulta hacer ese tipo de música: un micrófono, una pista y dos o tres frases pegajosas de doble sentido unas veces, abiertamente explícitas otras.
    Luego viene eso de la solidaridad que se da entre ellos mismos y de sociedad y medios para con ellos. Ahí es donde pecamos gravemente los rockeros/metaleros porque parecemos carroñeros, basta con ver las trifulcas absurdas que se forman de la nada en los grupos, chats, publicaciones, etc... Mucho nos falta, tal vez sería empezar por aterrizar los egos y apoyarnos en lugar de estar tratando de meternos el palo en la rueda o de darnos codo a ver cuál de todos sale adelante primero, dejemos eso para los pogos.

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    1. La falta de un norte en este asunto de mover la escena es terrible mi Berna. Saludos.

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  2. un asunto a analizar es el ser extremista, de esos gustos excluyentes y de no apoyar como gremio, el de siempre decir que esa boleta, toque, trabajo es muy caro si es de aca; pero se paga el triple por lo extranjero, algo es bueno porque su esencia, su mistica, su letra, no por la procedencia, en fin. hasta radioacktiva Medellín que era uno de los últimos bastiones tambien apago el letrero en la ciudad, ahora queda uno que otro programa de "clasicos" y baladas para recordar lo que otrora fue

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    1. Triste Wilhem, volvemos a ser un ghetto los rockeros.

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